NOTEJA
Encontré esto escrito en septiembre de 2013; supongo que a veces el CELEBRO de uno hace a un lado ciertas experiencias poco después de escribirlas, pero creo que merece la pena darle un repaso a aquella mañana soleada en que fui, una vez más, mareado por el sistema burocrático.
Añadir que actualmente dispongo del Carné C, el de camión, que obtuve a través de una autoescuela y que, aunque aprobé en enero, aún estoy pagando mes a mes... y lo que me queda.
Y no, ya no cobro el subsidio.
“Canta, oh Musa, la cólera de aquel insigne Parado quien,
avanzando entre los numerosos males y obstáculos interpuestos por el Hado, hubo
de hallar al fin que, de entre sus enemigos, más poderoso que todos fue siempre
aquel a quien dio a sí mismo en llamarse, inspirado por funesto y engañoso dios,
amigo”.
1. Motivaciones.
Soy un parado más. Chupo del bote del Estado porque cobro el
subsidio. Aún no he encontrado nada que se amolde a lo que busco, ni siquiera a lo que NO busco, dentro o
fuera del mercado laboral convencional. No quiero extenderme en esto, pues la
condición de parado es algo que algunos millones de vosotros entenderéis, de
primera, segunda o como muchísimo tercera mano.
Pero sí quiero formarme. He hecho varios cursos de Diseño
Gráfico de los que nunca he podido trabajar (no por más de 400 euros ocho
horas), de modo que un buen día decidí que, puesto que disfruto conduciendo,
podría orientar hacia ahí mis pasos. Por abrir mercado, más que nada. Camionero
o autobusero, vamos. ¡MOC- MOOOOOC!
En abril me apunté, vía INEM (sigo y seguiré llamándolo así
para que la canción de Reincidentes no pierda su sentido), a un curso que
ofrecían de conductor de autobús. Desde ese punto, hasta hoy (septiembre), ni
una noticia, NADA. Ni “ha salido el curso”, ni “se ha cancelado”, ni “quedas
fuera de la convocatoria”. Nada, y ningún sitio donde buscar la información.
La orientadora me dijo entonces que en septiembre se suelen
convocar cursos, de modo que me dije: bien, pues en septiembre lo vuelvo a
intentar. Estoy muy interesado en hacer uno de estos, desde luego.
2. Visita al INEM.
Ha llegado septiembre. Hace mucho calor todavía. Sigo
perteneciendo a la sucia casta del mamador de la Madre Teta. Ha llegado el
momento de INFORMARME.
Primero lo intento con una cita previa por Internet (por no
ir para nada, vamos, ¡qué infeliz!). Me dan cita electrónica para dentro de más
de una semana. Pienso: “Bah, pues me presento allí, cojo numerito y a esperar.
De todos modos merece la pena”.
Y así lo hago, contento porque me gusta conducir, feliz
porque hace una mañana radiante y mis perritos y gatitos se alegrarán a mi
regreso. Aparco como siempre en el quinto culo y camino fumando hasta el edificio
situado en el Polígono Industrial El Carralero (Majadahonda).
No hay demasiada gente (lo esperaba más lleno, supongo que
los 18 afortunados que han encontrado trabajo en agosto pertenecían todos a
este municipio) y saco el numerito de la máquina con la letra I (de
Información), por indicaciones de una chica… de seguridad (todos los usuarios
de este lugar sabemos que la mesa de información está sólo para ser
contemplada, como un recuerdo de cuando las cosas iban bien: nunca hay nadie
ahí sentado).
Mientras espero mi turno estudio atentamente el tablón con
las convocatorias actualmente abiertas: quince o veinte cursos, todos de
informática a nivel usuario, o de gestión de datos, o de jardinería. Lo de
siempre, vamos. Not interested.
Llega mi turno: mesa 4. Según voy avanzando observo a la
señora, a la que llamaré Número 1, que apenas levanta la vista de la pantalla
de su ordenador. Saludo y creo recordar que me lo devuelve.
YO: ¡Hola!, venía para ver si hay actualmente algún curso
para conductor, de camión o autobús, me interesaría cualquiera de ellos.
NÚMERO 1: Los cursos que están abiertos actualmente a convocatoria
están todos en el tablón de ahí fuera. Buenos días (a punto de ser vilmente
despachado, y viendo que ya está preparándose para pulsar el botoncito que
llamaría al siguiente, me veo obligado a insistir).
YO: No, pero espere: ahí no hay ningún curso de conductor.
¿No podría mirármelo? Vine en abril y me apunté a un curso de carné de autobús,
pero no debe de haber salido, o algo. La chica que me atendió me enseñó un
listado con cientos de cursos, y además lo tenía en pantalla. A lo mejor han
salido cursos nuevos
NÚMERO 1: Si no están en el tablón, es que no existen.
YO: Verá, es que me da igual que se impartan en otras
localidades. De hecho los cursos que me he hecho anteriormente los hice en
Atocha, sin problemas, y yo estoy empadronado en Pozuelo. Tengo entendido que
eso da igual. Los que he visto en el tablón son de la zona Noroeste, pero
habrán salido más cursos a nivel provincial.
NÚMERO 1: ¿Quién te atendió? ¿Fue “nombre que no recuerdo”?
YO: Pues no recuerdo su nombre (valga la redundancia).
NÚMERO 1: Bueno, mira, ¿ves esa mesa de ahí? Pregúntale a la
chica, dile que vas de parte de la Mesa 4 para ver si hay cursos.
Señala una mesa donde una señora o señorita (ignoro su
estado civil) está atendiendo a otro parado.
YO: ¿Voy simplemente, y ella me podrá decir…?
NÚMERO 1: ¡Siguiente!
Me quedo en mitad del pasillo, pues ya ha llegado el nuevo
parado hasta la mesa que yo ocupaba (espero que tuviera mejor suerte, desde
luego). Aguardo observando a mi futura Reina de la Información. Como veo que
hay un señor allí sentado, sin atender a nadie (recordad, he accedido ya a la
zona de atención al parado), aprovecho para preguntarle. ¿Quién sabe qué
oficinista, si lo hubiera, es el que me podría dar esa información que busco?
YO: ¡Hola!, perdone: es que estoy viendo si alguien me puede
indicar un listado de cursos en toda la Comunidad, no me importa dónde. Es que
quiero conducir un camión o un autob…
SEÑOR (sin levantar la mirada apenas): El listado de cursos
está ahí fuera, en el tablón.
Como sé dónde va a ir a parar la conversación, desisto y
sigo esperando a la mesa que me indicó la Señorita Número 1.
YO: Muchas gracias.
Al rato, sintiéndome observado por los cuatro o cinco
trabajadores que se preguntarán sin duda si soy el típico petardo, compruebo
que la mesa que pretendo está quedando libre. Corro para llegar a tiempo antes
de que solicite un nuevo “cliente” con su numerito. Se muestra casi
escandalizada (¿quizá aterrada?) por mi osadía; al menos abre los ojos como
platos. Supongo que ver a un tipo en paro corriendo hacia ti con las manos
extendidas puede producir tal efecto en algunas personas. ¡Chica Número 2!
YO: ¡Espere, perdone! Hola, me manda la chica de la mesa 4.
Es que estoy buscando un curso de conduc…
NÚMERO 2: (con cara de haber mordido un trozo podrido de
algo) ¿Que te manda la de la mesa 4? Hmmm… Los cursos están en el tablón de la
entr…
YO (ya le voy cogiendo el gusto a explicar lo mismo varias
veces): Ya, no…, verá. Es que busco un curso que no está en el tablón ese. En abril vine para una cita con una
orientadora laboral, información, currículo, etcétera, y me enseñó un listado
que abarcaba TODOS los cursos, no sólo los de este ayuntamiento. Me apunté a un
curso de conductor de autobús, y ando buscando otra convocatoria, porque no me
llamaron ni nada. Sé que existe la aplicación para buscarlos, no sólo en papel,
porque cuando me apunté ella misma me la enseñó en su pantall…
NÚMERO 2: No, mira: actualmente ya no salen tantos cursos.
Voy a mirar un momento. (He de reconocer que aprecié que fuera, por el momento,
la única que al menos tecleó en su ordenador). Hmmm… A veeeeer… Pues no, no
tenemos información de más cursos. Eso es porque la crisis impide que se hagan
tantos como antes.
Un inciso: yo tenía una inquebrantable fe, no sé por qué, en
que HABÍA salido algún curso de conductor. Por supuesto pretendía llegar hasta
el final de la información; ahora sé cómo se siente un Testigo de Jehová con su
Verdad ante el desprecio con que suelen ser tratados, los pobrecicos.
YO: Pero entonces podrá mostrarme algunos otros cursos por
lo menos, ¿no? Quiero decir, si ha salido cualquier curso en un Ayuntamiento
que no sea este, ¿lo puede mirar?
NÚMERO 2: Sí, pero mira: yo he sido durante años la
coordinadora de formación (o algo así me dijo) de esta oficina y sé cómo
funciona esto. Posiblemente no haya salido nada de conductor. Es lo que hay
ahora mismo. En el tablón tienes…
YO: Pero entonces, ¿tengo que ir ayuntamiento por
ayuntamiento de TODA la Comunidad de Madrid para saber si en alguno de ellos ha
salido un curso de conductor?
NÚMERO 2: Bueno, puedes ir a la Consejería de Empleo a ver
si te pueden decir algo. Aquí esta es toda la información que te podemos dar.
El resto de la conversación hasta la despedida fue solicitar
la dirección exacta de esa Consejería de Empleo. De algún modo parecía
reticente a darme más que vagas indicaciones de cómo llegar. Por suerte está en
Vía Lusitana, zona que conozco porque allí vivía un gran amigo, así que agarré
mi mochila, las llaves de mi coche y ¡zummmmm!, para allá.
3. Visita a la Consejería (que no Concejalía).
Según el Google Maps hay unos 15 kilómetros entre El
Carralero y Vía Lusitana, dependiendo de la ruta. Yo escogí la M40 (craso error,
por cierto, pero esa es otra historia).
Localicé el edificio de la Consejería de Empleo. Accedí a
través de un módulo donde había que pasar por debajo de un arco detector de
metales, y no sé por qué, eso me dio una sensación de seriedad que ya quisiera
conseguir cualquiera de las empleadas del INEM, cuyos ojos entrecerrados
recuerdan en cierto modo a los de Garfield durante el amanecer de un lunes.
Desidia, aburrimiento. Pasé el examen visual, me dieron una pegatina de
Visitante y accedí.
En la sala de Información cogí numerito. Aguardé mi turno
(no mucho rato) y me senté con la única señora de toda mi odisea que por fin me
ayudó, la Señorita Número 3.
YO: ¡Hola! Verá, vengo del INEM de Majadahonda, me envían
por si me pudieran ustedes mirar si actualmente hay abierta alguna convocatoria
para un curso de Conductor de Camión o Autobús.
NÚMERO 3: Pero ¿no te han dado esa información allí?
YO: Pues no.
NÚMERO 3: Vamos a ver. (Con cara de pocos amigos ante mis
noticias, saca una carpeta donde tiene varios folios rellenos de cursos: ¡bien!,
es muy similar al que me ofreció aquella orientadora en abril. Las cosas
comienzan a enfocarse). Hmmm, a veeeer, estoooo… Sí, mira. Conductor de Camión
o Autobús. Hay uno de cada. Están convocados, aunque aún no es seguro ni cuándo
ni dónde se impartirán.
Mi corazón casi estalló de felicidad. Bien sabe Dios que
estuve a punto de abalanzarme sobre la mesa y cubrir de besos a aquella eficientísima señora, que en un
minuto había conseguido acceder a la información tras la que llevaba DOS HORAS
-esperas incluidas.
YO: ¡Estupendo! Bueno, pues me encantaría apuntarme a los
dos, por si alguno no sale. La verdad es que no me importa mucho cuál.
Un trueno se oyó en el exterior, uno que rasgó el cielo e
hizo que temblara el suelo. Y eso que estaba despejado.
NÚMERO 3: Pero TIENES
QUE APUNTARTE EN TU OFICINA, AQUÍ SÓLO DAMOS LA INFORMACIÓN.
Bueno, no diré que odiara de pronto a esta señora, pero
desde luego se me quitaron las ganas de casarme con ella.
YO: Me cago en… ¡Pero si me han mandado de allí porque no
tenían esa información! No fastidie, que tengo que volver para allá.
Miré mi reloj: me daba tiempo, pero desde luego no por la
M40, visto el acceso que había observado al venir.
NÚMERO 3: Lo siento. Lo que no puedo entender es que no te
hayan dado la información y te hayan inscrito allí directamente. Es un desastre
(volvió cierto amor por ella). Ve, apúntate a los cursos que te anoto aquí los
códigos, y habla con la directora de la oficina si hace falta; porque desde
luego deberían haberte podido informar.
Escribió dos códigos alfanuméricos con su correspondiente
nombre del curso:
CONDUCCIÓN DE AUTOBUSES
CONDUCCIÓN DE VEHÍCULOS PESADOS DE TRANSPORTE DE MERCANCÍAS
POR CARRETERA
YO: Así lo haré. ¡Muchas gracias! Voy para allá a toda
leche.
NÚMERO 3: Suerte.
¡Qué señora más maja!
4. La Serpiente se muerde la cola.
Fui hacia Majadahonda por una ruta más lenta: por la Avenida
de los Poblados. Hay radares que limitan la velocidad a 50 y muchos semáforos, por
lo que, a pesar de la prisa que llevaba (sobre todo por acabar con aquella
fatídica mañana de una vez), tuve que forzarme a ir tranquilito. Eso sí,
acabados los Poblados, le metí buena caña al acelerador.
Llegué de nuevo al INEM esquivando diez o doce muertes
seguras al volante. Si llego a palmarla en el trayecto juro que hubiera vuelto
del Más Allá para atormentar a las señoritas de Majadahonda flotando sobre su
cama noche sí, noche también. Aparqué de nuevo en el quinto culo y regresé al
envoltorio de ladrillos de mi desesperación.
Numerito al canto. A esperar.
Por fin, mi turno. Accedí con el papelillo que me habían
dado en la Consejería ya preparado en mi mano. Me atendió la Señorita Número 4,
una dualidad de fémina, pues al principio la odié bastante pero luego me cayó
bien y todo. ¡Lástima que no me tocara la Señorita Número 1 de nuevo!
YO: ¡Hola!, verá, he estado esta mañana para informarme de
unos cursos de conductor de camión o autobús…
NÚMERO 4: Las convocatorias de los cursos las tienes en el
tablón de la entr…
YO: Sí, sí. Bueno, pues aquí me dijeron tres personas que
esos cursos de conductor no existían, así que me han mandado a la Concejalía de
Empleo. Y allí me han dado este papelito donde resulta que tengo anotados los
dos cursos que me interesaban, ¡los dos!, de los que aquí nadie me ha
informado, así que quiero que me apunten.
NÚMERO 4: Pero en la Concejalía, ¿cómo te van a dar esa
información? Es imposible que…
Joder, ¿qué sé yo de las nomenclaturas de la burocracia?
¿Iba a perder el tiempo con esa estupidez? Comprobé el papelito: CONSEJERÍA, no
CONCEJALÍA. Supongo que la señora me veía enfadado y quería ponerme en mi
sitio, donde dormitan los demás idiotas parados.
YO: Consejería, ¿qué más da?
NÚMERO 4: Ya, es que no es lo mismo. Yo he trabajado en la
Concejalía y por eso te digo que…
La interrumpí, creo que no de muy buenas formas. Ya me
habían repasado el escroto demasiadas veces aquella mañana como para encima
tener que dilucidar designaciones nominales correctas con aquella señora.
YO: Bueno, pues eso. Quiero que me apunten a estos dos
cursos.
Le entregué el papel. Me pidió el DNI. Tecleó varias cosas
incomprensibles para mí.
NÚMERO 4: Pero veo que a un curso de conductor ya estás
apuntado.
YO: Fue en abril y no sé nada de eso. Por favor, vengo de
Aranjuez, llevo toda la mañana de aquí para allá porque ustedes no han sabido
darme la inform…
Y de nuevo una disposición a tocar las pelotas por parte de
Número 4.
NÚMERO 4: Si vives en Aranjuez, ¿cómo es que vienes a esta
oficina?
YO (sin ganas de contarle, ni a ella ni a vosotros, esta
parte de mi vida): estoy empadronado en Pozuelo, vivo en Aranjuez de forma
habitual pero bla bla bla…
NÚMERO 4: Pues tienes que empadronarte allí, estás
cometiendo un delito (o algo así; no entraré en ese debate, tengo mis motivos y
se los explicaría encantado a un señor juez, pero desde luego no a una señora
del INEM).
YO: Sí, venga, vale. Pero estoy aquí por los cursos. Haga el
favor…
Clac, cataclac clac clac.
NÚMERO 4: Bueno, ya te he apuntado.
YO: Gracias. Y una cosa, ¿cómo y dónde puedo seguir la
convocatoria esta? Dónde sale, cuándo, etcétera.
NÚMERO 4: Supongo que en la web…
Bien, continuamos hablando ya más tranquilos los dos acerca
de la vida, del amor y de la muerte.
5. Epílogo.
Resultó que no hay forma de saber cómo informarme de la
marcha de la convocatoria, y tendré que ir enviando emails y haciendo llamadas
a la Concejalía (perdón, la Consejería) de Educación, Turismo y No sé qué, pero
ya lo principal ha sido hecho, como dijo un tipo que colgaba de una cruz. Estoy
actualmente apuntado a dos cursos que, según tres trabajadores del INEM de Majadahonda, no existían porque no figuraban en su tablón. No he aprendido nada
de esta experiencia, con una excepción: JAMÁS volveré al INEM de Majadahonda a
solicitar información de ningún tipo. Ni de cursos, ni de empleo, ni de nada de
nada.
Tampoco hablé al final con la directora de la oficina,
aunque en un principio lo solicité; Número 4 me informó de que en aquellos
momentos no se encontraba por allí, y si hubiera aparecido durante mi charla
sin duda la habría abordado, pero no sucedió tal cosa. De todos modos, prefiero
dejarlo todo por escrito, es una forma de garantizarme a mí mismo que no me
dejo nada atrás.
Abandoné aquel lugar con esperanza a pesar de todo. Supongo
que ahora me toca lidiar con la Consejería, estoy empeñado en hacer uno de los
dos cursos y espero poder llevarlo a cabo antes de encontrar un trabajo digno
(que pocos hay, ¿habéis echado vistazos a las webs de empleo?), y si no, pues
lo haré vía autoescuela y desembolsando (encantado por cierto, porque
significará que podré gastarlo) el par de miles de euros que le supondrá a mi
bolsillo.
Aquí tenéis a un futuro autobusero o camionero. Ojalá algún
día vea subirse a mi autobús a la Señorita Número 1 (por ejemplo). Sucederá
algo así:
NÚMERO 1: Hola, ¿este es el autobús que pasa por el Polígono
Industrial El Carralero?
YO: No lo sé, señora, lo siento. Vaya a las cocheras de la Empresa
Municipal de Transportes; en el tablón de la entrada podrá usted ver las
paradas que existen en las diferentes rutas. Si no está en el tablón, es que
esa parada… NO EXISTE.